El
pasado jueves, el Día Mundial de la Libertad de Prensa llevó a la
calle a cientos de profesionales de la información para reivindicar
un periodismo digno bajo el lema "sin periodistas no hay
periodismo, y sin periodismo no hay democracia". La FAPE y las
Asociaciones de Prensa de las distintas regiones movilizaron a unos
profesionales que bien podían estar manifestándose a la vez que
cubrían el evento. Era una reacción contra la crisis, el empleo
precario, los cambios en el consumo con la introducción de las
nuevas tecnologías, la censura, las ruedas de prensa sin preguntas,
la violencia, la información politizada de los partidos etc.
No
obstante, mi aportación a este día fue bien distinta. El 3 de mayo
trajo a mi memoria un prólogo, escrito por George Orwell para
'Rebelión en la Granja', y titulado "La libertad de
prensa". Este no se publicó con la edición original y fue
descubierto posteriormente en 1971. Se cree que este ensayo del
periodista pudo ser suprimido por él mismo, ante el miedo de
que una explícita introducción política pudiera mermar el mensaje
universal que encierra el relato. Orwell afirma en este que la
censura oficial no ha sido para nada enojosa, sino que ha sido la
autocensura voluntaria la que ha silenciado y eludido hechos de sus entonces aliados. No hay crítica al régimen ruso, ni se publica
nada que este quiera que no salga a la luz. La culpa es de la
cobardía de los intelectuales ingleses. Entre acusaciones de
servilismo y de una ortodoxia no pactada y cautelosa, defiende que
"será raro que alguien pueda publicar un ataque contra Stalin,
pero es muy socorrido atacar a Churchill desde cualquier clase de
libro o periódico."
Hoy
estas trabas a la Libertad de Prensa acaso se nos antojen
anacrónicas. Parece que nuestos problemas son otros, que la búsqueda
de un #periodigno discurre por otros senderos. La forma es diferente,
pero el fondo es el mismo: nuestra profesión sigue en peligro.
Encontré
este prólogo especialmente sorprendente, puede que incluso me
gustara más que el propio libro. Acaso fuera por lo inesperado, por
lo reivindicativo, por lo periodístico.
Orwell
lanzaba una pregunta al aire:"¿Merece ser escuchado todo tipo
de opinión por impopular que sea?" y unas palabras de Voltaire
le respondían "Detesto lo que dices, pero defendería hasta la
muerte tu derecho a decirlo". Y es que -nos recordaba Orwell-
"El verdadero enemigo está en la creación de una mentalidad
gramofónica repetitiva, tanto si se está de acuerdo o no con el
disco que suena en aquel momento" [...]"Si la libertad
significa algo, es el derecho de decirles a los demás lo que no
quieren oír"
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