viernes, 4 de mayo de 2012

#Sinperiodistasnohaydemocracia


El pasado jueves, el Día Mundial de la Libertad de Prensa llevó a la calle a cientos de profesionales de la información para reivindicar un periodismo digno bajo el lema "sin periodistas no hay periodismo, y sin periodismo no hay democracia". La FAPE y las Asociaciones de Prensa de las distintas regiones movilizaron a unos profesionales que bien podían estar manifestándose a la vez que cubrían el evento. Era una reacción contra la crisis, el empleo precario, los cambios en el consumo con la introducción de las nuevas tecnologías, la censura, las ruedas de prensa sin preguntas, la violencia, la información politizada de los partidos etc.


No obstante, mi aportación a este día fue bien distinta. El 3 de mayo trajo a mi memoria un prólogo, escrito por George Orwell para 'Rebelión en la Granja', y titulado "La libertad de prensa". Este no se publicó con la edición original y fue descubierto posteriormente en 1971. Se cree que este ensayo del periodista pudo ser suprimido por él mismo, ante el miedo de que una explícita introducción política pudiera mermar el mensaje universal que encierra el relato. Orwell afirma en este que la censura oficial no ha sido para nada enojosa, sino que ha sido la autocensura voluntaria la que ha silenciado y eludido hechos de sus entonces aliados. No hay crítica al régimen ruso, ni se publica nada que este quiera que no salga a la luz. La culpa es de la cobardía de los intelectuales ingleses. Entre acusaciones de servilismo y de una ortodoxia no pactada y cautelosa, defiende que "será raro que alguien pueda publicar un ataque contra Stalin, pero es muy socorrido atacar a Churchill desde cualquier clase de libro o periódico."

Hoy estas trabas a la Libertad de Prensa acaso se nos antojen anacrónicas. Parece que nuestos problemas son otros, que la búsqueda de un #periodigno discurre por otros senderos. La forma es diferente, pero el fondo es el mismo: nuestra profesión sigue en peligro.

Encontré este prólogo especialmente sorprendente, puede que incluso me gustara más que el propio libro. Acaso fuera por lo inesperado, por lo reivindicativo, por lo periodístico.

Orwell lanzaba una pregunta al aire:"¿Merece ser escuchado todo tipo de opinión por impopular que sea?" y unas palabras de Voltaire le respondían "Detesto lo que dices, pero defendería hasta la muerte tu derecho a decirlo". Y es que -nos recordaba Orwell- "El verdadero enemigo está en la creación de una mentalidad gramofónica repetitiva, tanto si se está de acuerdo o no con el disco que suena en aquel momento" [...]"Si la libertad significa algo, es el derecho de decirles a los demás lo que no quieren oír"

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